Recientemente una persona se acercó a nosotros para pedir nuestro consejo y compartirnos el caso de de su perro, quien tras la mudanza de uno de sus humanos estaba triste, inactivo y no tenía apetito. Angustiada nos preguntó qué podía hacer para que su perro recuperara su estado anímico habitual o resintiera lo menos posible la ausencia de aquel humano.
Aunque somos especies distintas, hablamos lenguajes diferentes y como ya hemos dicho en anteriores ocasiones: el cerebro humano es mucho más complejo que el de los perros, es innegable que éstos crean fuertes vínculos que al romperse pueden afectar su rutina y por ende en su comportamiento o temperamento.
Nuestra recomendación si tu perro se pone triste por la pérdida (ya sea temporal o definitiva) de un ser humano, es la ocupación, la activación. Recuerda que el perro y las razas que actualmente conocemos fueron creadas con determinados propósitos, para de acuerdo a sus características físicas y temperamento, realizar actividades específicas que en su proceso de domesticación pasaron a un segundo plano, pero que de alguna manera el perro sigue necesitando para desgastar su energía física y mental. Definitivamente un perro ocupado, es un perro más equilibrado, en cambio un perro ocioso que no tiene ninguna actividad ni trabajo puede desarrollar conductas no deseadas como masticación destructiva, estereotipias, fobias, dependencia del humano, ansiedad o incluso agresividad.
Entonces, tomando en cuenta esto, ocupa a tu perro y cambia su anterior rutina por una más divertida, más nutrida de ejercicio, socialización y nuevas experiencias, de ti depende que tu perro se adapte a la nueva vida sin ese humano:
- Llévalo a una guardería canina.
- Aumenta su número de paseos para que salga a caminar y distraerse al menos dos veces al día.
- Intégralo más a tu vida cotidiana, llévalo contigo a todos lados, esto le dará la oportunidad de relacionarse con nuevas personas y perros, conocerá nuevos lugares y ampliará su mapa olfativo.
- Los fines de semana ve con él de excursión, da largas caminatas o anden en bicicleta por la ciudad.
- Inicien juntos un programa educativo, uno en donde además de obediencia puedas desarrollar su inteligencia y capacidades naturales, enseñarle nuevos trucos
- Haz de él un perro seguro, más independiente.
Cada caso es distinto, si tu familia y tu perro están pasando por una situación similar acércate a nosotros, conócenos y pide tu asesoría con un coach quien te hablará de las opciones que contribuirán a que tu perro tenga una vida más equilibrada llena de experiencias y actividades, un vida 100% perruna.