¿Por qué mi cachorro muerde?

Es normal que nuestro amigo muerda cuando aún es un cachorro. Ellos usualmente utilizan su boca como un medio de exploración del mundo que los rodea. Cuando juegan con otros perros o con sus hermanos de camada, es habitual que lo hagan mordisqueándose unos a otros.

Resulta importante poner especial atención a este comportamiento para que podamos enseñarle de manera positiva que no es algo que deseemos que haga y mucho menos con la finalidad de lastimar.

Prevenir es la clave

Como en la mayoría de los problemas de conducta en perros, la prevención siempre es el mejor remedio. Siendo así, cabe recalcar que es necesario educar a nuestro amigo desde que es un cachorro, ya que este comportamiento puede convertirse en un verdadero problema una vez que es adulto. No obstante, siempre habrá soluciones para él, así que no dudes en acudir con un entrenador experto si lo crees pertinente.

Ejercicios útiles de adiestramiento

Enseña a tu amigo de cuatro patas a no hacerte daño cuando juega contigo. Para ello, es necesario que él comprenda que sus mordidas te lastiman. Un ejercicio básico para que logre asimilar esto, es el siguiente:

1) Toma algún bocadillo o premio para cachorro y ofrécele uno con un par de dedos, pero sin soltarlo.

2) Si al tomarlo, te muerde, exclama un pequeño quejido de dolor y espera a ver su reacción. Tu cachorro seguramente apartará el hocico; es momento de premiarlo con un “muy bien”, “¡excelente!” o cualquier otro instrucción que elijas para ello. Aún no le des el bocadillo o premio.

3) Vuelve a ofrecerle el premio, si esta vez lo toma con cuidado permite que lo coma.

4) Si vuelve a morderte, repite el ejercicio desde el principio.

Para reforzar este comportamiento de manera positiva, no olvides aplicarlo también a sus juegos diarios, por ejemplo:

1) Si durante el juego, tu amigo peludo te muerde, exclama de dolor y detén de súbito la diversión del momento.

2) Mándalo a sentarse antes de continuar con el juego y pasados unos momentos sigue jugando con él.

3) Si vuelve a morder, repite el mismo procedimiento.

4) En la tercera oportunidad deja de jugar con él y sal de inmediato de la habitación, pero no olvides que nunca debes gritarle o golpearlo.

Con estos simples ejercicios, aplicados de manera continua, tu pequeño compañero de 4 patas aprenderá a asociar el alimento o la diversión como un premio por su buen comportamiento y gradualmente dejará de morder. Y si notas que a pesar de esto continúa mordiendo, te invitamos a a conocer más sobre nuestros programas personalizados de educación canina.