Cada vez es más común encontrarme con personas que tratan a sus perros como si fueran sus hijos. Hasta ahí no veo problema, pues si sólo los trataramos como hijos, pero dándoles lo que como especie canina necesitan, todo iría bien. Es común decir, “es que Figo es como mi hijo”, y claro, lo entiendo totalmente, pues cuando quieres tanto a tu perro, es común que lo cuides, te gastes tu quincena en él, te preocupes si algo le pasa, o inclusive, le mimes o llames “mi niño”, “mi amor”, mi “corazón”, entre otros.

Pero, ¿qué pasa cuando no sólo los queremos como a nuestros hijos, sino que además los tratamos como niños, olvidando que son perros y no humanos y privándolos de sus necesidades naturales? Esto sí me parece cada vez más preocupante. Conforme pasa el tiempo aumenta el número de personas que incluyen un perro a su vida, los motivos que los llevan a esto son diversos, sin embargo cada vez es más común el caso de personas que incluyen a un perro a su familia para tratarlo tal cual, como un humano.

Hago un paréntesis, pues me parece importante señalar que después de treinta mil años de domesticación del perro, hemos llegado a un punto trascendental en el que el perro cada vez es más valorado por diferentes motivos. Inclusive nosotros en Dog Dog abogamos por cambiar la perspectiva de “tenencia del perro” o “ser dueño de un perro” a una de “vivir con un perro”, compartir la vida con un ser vivo y no ser propietario de éste. No comprar la vida, sino adoptarla y respetarla por eso, por ser vida y no un objeto.

Vuelvo a lo anterior, a mi preocupación sobre que cada vez hay más perros que son tratados como humanos, y veo claramente esto como un problema, pues mimar, amar y dar un lugar importante al perro en nuestra familia no es dañino, pero sí lo es cuando le revocamos necesidades naturales que son básicas para su desarrollo integral como perro. Pongo algunos ejemplos de estas necesidades que muchas veces pasan desapercibidas o son reemplazadas por otras comodidades que realmente no son indispensables para los perros.

  • Cambiar los paseos y la actividad al aire libre por ir en auto a todos lados. Ellos requieren de caminatas, de oler y conocer nuevos entornos.
  • Recibir baños con demasiada frecuencia. Tener un pelo hermoso a cambio de no vivir la experiencia de revolcarse en la tierra, en el pasto, mojarse o llenarse de algún olor interesante en el parque.
  • Cambiar la posibilidad de comer carne y roer huesos naturales que fortalecen su mandíbula y su estómago, por comer únicamente alimentos secos y altos en carbohidratos o roer carnazas y otros materiales artificiales.
  • Fortalecer su sistema inmunológico de manera natural exponiendolo a espacios abiertos y otros perros que podrían contagiarlos de algo, pero nada alarmante si los mantenemos vacunados y desparasitados, en vez de llenar al perro de medicamentos, preventivos, vitaminas y otros métodos invasivos.
  • Dejarlo explorar, oler, morder, hacer hoyos, correr, brincar en parques y lugares especiales para esto como guarderías, para evitar hacerlo en casa y desarrollar quizás ansiedad o estereotipias por falta de actividades cognitivas y físicas.
  • Satisfacer necesidades sociales como interactuar con miembros de su misma especie para aprender de ellos y desarrollarse mejor, en vez de solo convivir con humanos.

Éstas son sólo algunas de las necesidades que los perros requieren para vivir más integralmente de acuerdo a su naturaleza. Es importante que como tutores o responsables de los perros nos preguntemos si le estamos dando a nuestros perros acceso a todo esto de manera constante (no esporádica) para así no solo decirle que lo amamos con nuestras formas humanas de mostrar afecto (todo lo que ya hacemos por ellos) sino también chiquearlo a su manera.

Si quieres saber más sobre cómo puedes hacer a tu perro más feliz, darle una vida más integral y ayudarlo a desarrollarse más como un perro sin que afecte drásticamente tu vida cotdiana, te invitamos a conocer más sobre nuestros programas personalizados de educación canina.