Actualmente estudiante de filosofía del ITESO, Ángel forma parte del equipo de investigación de Dog Dog. A través de las experiencias con su propia manada de perros y gatos, nos comparte sus reflexiones sobre los animales y el mundo de la filosofía, en una interesante mirada al universo con una perspectiva única.
Antes de empezar esta nota, quisiera decir que no es mi intención descalificar a nadie sobre su trabajo, sino intentar superar los obstáculos que nos impiden pensar y hacer el adiestramiento canino de forma distinta y tratar a los perros de forma alternativa. Así pues, haré la pregunta ¿es César Millán un encantador de perros? Transmitiendo lo que muchos adiestradores y etólogos piensan de este personaje en particular.
Desde que comencé a trabajar en Dog Dog, he tenido que aprender bastante sobre perros y mi aprendizaje ha sido bastante variado; poco a poco he ido aprendiendo (todavía estoy muy lejos de ser un experto) sobre muchos aspectos de ellos, incluyendo su origen, su comportamiento y su manera de entendernos. Mi atención (dada mi formación y mis intereses), se centra en la cuestión ética de cómo debemos de tratarlos y la presente columna no es más que un esfuerzo por transmitir al público en general , desde un punto de vista filosófico, los frutos de ese aprendizaje.
Lo cierto es que con cada ficha que hago, con cada página que leo, me doy cuenta de que la manera tradicional de tratar y entrenar a los perros no pareciera ser la correcta y, pese a esto, parece estar muy lejos de extinguirse. De hecho, me parece que sigue demasiado vigente a pesar de ser muchos de nosotros los que intentamos modificar las formas de transmitir una enseñanza a un perro. La razón se encuentra, pienso yo, en que es más sencillo pensar y actuar como siempre lo hemos hecho, que buscar y crear nuevas formas de hacer las cosas. Por desgracia, tal pareciera que esa visión tradicional de entrenar no sólo a perros sino a otros animales no está cercana a extinguirse en el futuro inmediato, aunque esto no llega a ser motivo para dejar de combatirla.
En este contexto, uno de estos ejemplos de visión clásica de entrenamiento a perros es el afamado instructor César Millán, a quien creo que la mayoría de los lectores de este artículo ya conocen. En su programa, César “El encantador de perros”, hace hincapié en dos puntos fundamentales: la sumisión del perro y el dominio o ser líder de la manada. En éste nos dice que no debemos permitir que el perro nos domine y cuando intenta cambiar la conducta de un perro, la gran mayoría de las veces lo hace sometiendo a los canes contra el suelo hasta que estos modifican su conducta.
Su adiestramiento funciona (como ya dije antes, el adiestramiento clásico casi siempre funciona y seguirá funcionando), pero lo cierto es que es poco respetuoso para con los animales, pues consigue su objetivo siempre al llevar a cabo el sometimiento del perro contra el piso, quien, probablemente bastante asustado y muy temeroso, es incapaz de entender lo que está sucediendo.
Así, esta idea del macho dominante, líder de la manada, se gestó de acuerdo al extraordinario adiestrador inglés Ian Dunbar (quien no es tan famoso como Millán, pero que es una de las pocas personas a nivel mundial que puede jactarse de ser veterinario, etólogo y adiestrador), en la realización de experimentos que datan de hace más de cincuenta años y que fueron llevados a cabo con lobos en cautiverio. De esta forma, el resultado de estas pruebas fue luego extrapolado a los perros y desde entonces ha perdurado esta idea de la dominancia.
Además de ser un hecho que la obtención de resultados es diferente siendo aplicados a lobos en su ambiente natural, Dunbar se burla de la extrapolación de los lobos a los perros, pues argumenta que en la práctica es como si él aprendiera a cuidar a sus propios hijos, basándose en la observación de lo que los monos hacen con sus crías. Cuando escuchamos a Dunbar hablar sobre Millán, éste comenta que aunque no cabe duda que César es hábil con los perros, seguir estos métodos implica ignorar sus cuarenta años de trabajo con los perros.
Tal parece que nos gusta tanto eso de ser los dominantes, porque, como dije anteriormente, pareciera que nos encanta sentirnos dueños del mundo y de la vida y es tal vez ese el motivo del gran éxito de Millán, aunado a su carisma y a los resultados obtenidos con los canes. No obstante, sus métodos, más allá de ser perjudiciales para los perros, ocultan ciertamente otras formas más novedosas y distintas de adiestrar a un perro.
Resulta entonces necesario comprender que, si bien no hay una sola manera de adiestrar perros (yo conozco al menos cuatro métodos distintos), existen más allá de los resultados finales, mejores caminos que no tienen implicaciones negativas para el perro y que pueden arrojar (aunque quizás lleven más tiempo), mejores resultados.
César Millán no es en este esquema un encantador de perros, en el mejor de los casos es muy bueno aplicando el adiestramiento clásico, que no puede ser aplicado por cualquier persona pues puede resultar peligroso. En el peor de los casos, esto representa una vuelta al pasado, una forma de entrenar perros como si no hubieran pasado más de cincuenta años de este proceso y al final significa ignorar los avances de la etología y clausurar las posibilidades que su progreso nos abre. Lo anterior, implica utilizar métodos agresivos, punitivos y más de una vez dolorosos y humillantes para los animales.
Si bien es cierto que llevaba tiempo pensando en escribir este artículo, la realidad es que no me había decidido a hacerlo porque no comulgo con la idea de hablar mal del trabajo de otras personas. Así como así no me creo poseedor de la verdad, ni me considero la única persona capacitada para abordar una determinada situación. Siempre he pensado que la divergencia de puntos de vista es algo sano y en mi materia, termina por ser lo que le da sabor a las discusiones.
Al final, pienso que los fines son más importantes que los medios y que nuestra obsesión por los estándares es, en la mayoría de las ocasiones algo perjudicial, que busca imponer una manera de sentir y entender el mundo. Sin embargo tengo la certeza de que en este caso era necesario decirlo, porque esto tiene un gran alcance (el canal televisivo Animal Planet llega a muchas personas) y no digo que en él se transmita una palabra errónea o que se cometiera algún error en alguna minucia, sino que el concepto que sustenta dicho estilo de adiestramiento como el presentado por César, resulta anticuado y a mi entender un obstáculo a vencer. Por lo anterior, no soy de la idea de que debamos seguir reproduciendo métodos y técnicas anticuadas que no están a la altura de las necesidades de nuestro tiempo.
Algo que sin duda debemos aprender de todo esto es que es un error creer en todo lo que vemos en la televisión, incluso si la información es transmitida por los “canales culturales”. Una cosa que me ha funcionado es analizar las distintas fuentes, comparar los criterios y analizar la rigurosidad con la que se sustentan los conceptos y argumentos. Es cierto que aunque esto no es nada sencillo (no es trabajo de media hora), una vez que te acostumbras a hacerlo, esto nos puede ayudar a navegar mejor en el mar de información al que estamos expuestos hoy en día y aunque no es una técnica infalible, puede ayudar bastante.
En conclusión, hacernos al hábito de investigar incluso más sobre la historia de la disciplina de la que nos están hablando, puede ayudarnos a rastrear el origen de ciertos conceptos y sus alcances y formarnos mejores criterios al momento de aceptar o rechazar una teoría, que puede ser muy vieja, pero tener un poder explicativo enorme.
Tú, ¿qué opinas?