No dejes que un pequeño problema se vuelva un trastorno de conducta en tu mejor amigo. Si todavía es un cachorro puedes prevenir que desarrolle comportamientos ansiosos o agresivos; si ya es adulto, pero has notado cambios en su actitud, lo mejor es llevarlo con un especialista que te ayude a descifrar lo que le está sucediendo y cómo corregirlo.

Muchos de los problemas de conducta están relacionados con falta de actividad física y mental, ya que cada raza tiene un requerimiento específico de actividad física, como el caso de las que son consideradas razas de trabajo, a diferencia de las que son de compañía; el no descargar la energía suficiente puede derivar en un estado de ansiedad.

Daniela Hernández Padilla, especialista en etología clínica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM explica que con regularidad los canes llegan al consultorio cuando el conflicto se ha exacerbado y las actividades diarias, ya sea del perro o su humano, se ven interrumpidas y se advierte un riesgo a la salud. Lo ideal es prevenir que las conductas negativas se detonen, desde la etapa de cachorro o adulto joven, acudiendo con un etólogo que brinde orientación sobre cómo mantener el equilibrio mental y emocional, pues la frustración, ansiedad y miedo, por ejemplo, pueden ser la causa de un comportamiento agresivo.

“En los cachorros hay un periodo que se llama “socialización”, que va desde la tercera hasta la doceava o dieciseisava semana de edad, y en este periodo es en donde deben de conocer el mundo en el que serán expuestos; si no se presenta, posteriormente a esta edad pueden empezar a presentar miedo o agresión, entonces, lo ideal es acudir con un especialista en edades tempranas para exponerlo y para tener un manejo preventivo a todos esos problemas”, recomienda Hernández Padilla.

Sin embargo, si en humanos aún es difícil entender que los problemas de conducta deben ser tratados, en los animales pareciera inimaginable. Lo más preocupante es que la ignorancia en el tema deteriora la relación humano-animal y repercute en decisiones como el abandono y la eutanasia en perros clínicamente sanos y jóvenes, por no saber cómo atender la situación.

La agresividad es el principal problema de conducta entre los peludos de cuatro patas, de acuerdo con un reporte chileno derivado de un estudio realizado en hospitales veterinarios y que coincide con datos europeos, considerando entre el 80 y 90% de los casos recibidos en consulta. La ansiedad por separación ocupa el segundo lugar, con un registro de entre el 70 y 80% de las consultas; el tercer sitio es de los perros que hacen pipí y popó en sitios no designados y la cuarta posición se trata de miedos y fobias. “Muchos de estos problemas pueden no estar diagnosticados porque la mayoría de los problemas que tienen, en inicio, no son un problema para el propietario (sic), no le ocasionan algún problema y muchas veces no los notan”, de acuerdo con la etóloga.

En el Hospital Veterinario de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología Clínica de la UNAM más del 90% de los casos que se atienden son de canes que ya presentan problemas de conducta. Si tu perro se muestra miedoso, ansioso, manifiesta algún grado de agresividad por muy leve que sea -como gruñir o lanzar una mordida al aire-, evita el contacto, evade la mirada o se agazapa, lo mejor es que no lo obligues a interactuar, aproximarse o realizar alguna actividad que no quiere. Lo que debes hacer es consultar a un experto en conducta para identificar si se trata de un problema de comportamiento grave o si puede tratarse con una técnica de modificación conductual.

Debes saber que en el caso de las razas pequeñas, éstas pueden verse afectadas cuando sus humanos no les permiten el contacto con su entorno o lo limitan por llevarlas siempre en brazos o incluso en carriolas, afirma la especialista: “Afecta muchísimo. Es parte de no cubrir sus requerimientos de actividades, utilización y son perritos que justo muchos de éstos no pasan por el periodo de socialización porque no los dejan, no los sueltan por el tiempo, entonces, generalmente perritos que están cargados todo el tiempo tienden a ser miedosos y tienden a ser ansiosos porque no saben qué esperar del mundo porque no lo conocen”, confirma la experta de la UNAM.

Consejos de la experta:

  • Cumplir con el periodo de socialización dentro de las primeras 16 semanas de vida.
  • Cubrir los requerimientos de actividad física de acuerdo con su raza.
  • No forzar al peludo a que realice determinadas acciones para evitar frustración.
  • Generar una relación de liderazgo y no de confrontación.
  • Promover interacciones positivas con otros perros y personas.
  • Premiar las conductas positivas y cuando mantiene un estado de calma.
  • Ignorar las conductas no deseadas.

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