De acuerdo con varios estudios, tener perro contribuye en muchos aspectos a la salud humana, incluyendo la reducción del estrés, el aumento en las endorfinas del cuerpo por contacto con la mascota y el fortalecimiento de nuestras defensas, sin contar la tremenda felicidad de compartir la vida con un amigo peludo. Sin embargo, y aunque los contras de tener una mascota son en realidad reducidos para los amantes de los animales como nosotros, uno de ellos tiene que ver con ese tema desagradable que los miembros de nuestras sociedades prefieren evitar a toda costa en las conversaciones convencionales. Así es, se trata del tema de la caca.

Y es que cualquiera que sea el término que decidamos utilizar para nombrar estos desechos producidos por todo ser vivo, la manipulación de materia fecal es una realidad que en el caso humano hemos logrado resolver parcialmente con sofisticadas tuberías y retretes para encargarnos del problema, pero que no es el caso para los animales domésticos, pues existen razones científicamente comprobadas para no mirar hacia el otro lado cuando se trata de las heces caninas y de los efectos negativos que su esparcimiento por el ambiente tienen para la salud humana.

Si presentamos el problema de frente y nos remitimos a un estudio realizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social y la Facultad de Medicina de la UNAM, tan sólo en la Ciudad de México se producen en promedio 620 toneladas de heces caninas al día. A este fenómeno se le denomina fecalismo.

Por si tu mente no ha empezado a hacer las cuentas de cuánto es esto multiplicado por 7 días de la semana o incluso por un mes, déjanos contarte que la mala manipulación de heces caninas puede ocasionar una serie de padecimientos en el humano, producidos por los parásitos almacenados en la materia fecal al aire libre, que al secarse se pulveriza y viaja por el aire hasta ser respirado por humanos que podrían desarrollar amebas, lombrices, bacterias, así como zoonosis (enfermedades transmitidas de animales a humanos) más complejas.

Para quienes no tienen perro y al leer esto voltearon a ver a los dueños de canes su can con signo de desaprobación, les tenemos una noticia, el culpable no es ese cuadrúpedo tierno que te recibe con ánimos en casa, sino los humanos que estamos a su cargo. Entre las medidas más efectivas que podemos tomar para reducir el fecalismo y sus riesgos, se encuentran la desparasitación y vacunación regular de mascotas y humanos, el uso de bolsas y accesorios para colectar las heces caninas en cada paseo, así como la contribución de recolección no sólo de las heces que hace tu perro, sino de aquellas que se encuentren en el área de paseo y que hayan sido abandonadas por un humano irresponsable o por un cánido callejero.

Otras soluciones incluyen la instalación de Sani-Can, un sistema aprobado por Dog Dog que te permitirá disponer de las heces de tu mejor amigo peludo, ayudando a la eliminación correcta de patógenos fecales causantes de malos olores y enfermedades.

Así que ya lo sabes, si trabajamos en equipo como comunidad y nos echamos una pata, valiéndonos de las opciones disponibles, estamos contribuyendo a la salud de todos.