Hay múltiples situaciones por la que se puede presentar la hipocalcemia o calcio  bajo en la sangre de un perro. Algunas de las más comunes son:

  • Disfunción renal
  • Pancreatitis
  • Absorción deficiente de calcio en el estómago
  • Raquitismo.
  • Destaca como la causa más común de hipocalcemia la conocida como “fiebre de la leche”, eclampsia o tetania puerperal, en una perra gestante.

Los síntomas suelen ser:

  • Espasmos musculares
  • Vómitos
  • Pérdida de apetito
  • Fiebre,
  • Jadeos
  • Diarrea
  • Nerviosismo
  • Debilidad y rigidez al estar en movimiento.

Un síntoma  característico que surge por instinto es comer tierra, piedras o las paredes (incluso frotarse en ellas) en busca de calcio.

Por ello es importante llevar a nuestra querida perrita al veterinario para que la revisen después de la sospecha que haya quedado preñada, tomando en cuenta que es más frecuente en razas  pequeñas, con la primera  camada y que los síntomas se presentan por lo general postparto, aunque hay hembras que durante la gestación los han presentado.

Una hembra que padece hipocalcemia, pierde la facultad de suministrar el calcio con la urgencia que exigen sus cachorros, por tanto, recurrirá a las reservas de este mineral presentes en su propia sangre. Cuando los niveles de calcio en la sangre  bajan demasiado, pueden causar graves  daños a nuestro cánido. «Si no se actúa  pronto, la baja de calcio en la sangre dañará el sistema  nervioso de la perra y puede provocar, incluso, su muerte»

A menudo las perras pueden presentar falta de apetito las 3 primeras semanas de preñez. Esto no debe preocuparnos porque es una situación  normal en el animal.

El calcio es un mineral que se encuentra en el 99% del esqueleto del perro. Ayuda a mantener los huesos, las uñas y los dientes  sanos; interviene en la regulación del ritmo  cardiaco y en la adecuada  transmisión de impulsos  nerviosos; regula los parámetros normales de coagulación en la sangre y entre muchos beneficios más, les b a tener un buen abrigo.

Evitemos  problemas y tristezas innecesarias, acudamos con el veterinario ante cualquier sospecha e informemos con exactitud el régimen  alimenticio de nuestra perrita para que nos diga cuál es la mejor forma de preparar a la futura  mamá y podamos ir administrándole durante la gestación la cantidad necesaria de nutrientes, ya que los fuertes  cambios que experimenta el cuerpo para alojar a los cachorros que crecen en su útero requieren dosis de nutrientes extra, que nosotros debemos suplir con ciertos cuidados específicos en la alimentación de ésta cuando está en gestación.

Aurora Covarrubias.