Actualmente estudiante de filosofía del ITESO, Ángel forma parte del equipo de investigación de Dog Dog. A través de las experiencias con su propia manada de perros y gatos, nos comparte sus reflexiones sobre los animales y el mundo de la filosofía, en una interesante mirada al universo con una perspectiva única.

¿El medio ambiente debería importarme si no soy ecologista? A continuación intentaré dar una respuesta que involucre a  aquellos que no nos consideramos ecologistas en el cuidado del medio ambiente. Comúnmente, se asocia el cuidado de la naturaleza con los veganos, hippies, animalistas u otros radicales; pensamos que problemas como el calentamiento global,  el agotamiento de los recursos y la extinción de las especies son cosas de un futuro lejano,  demasiado lejano e inalcanzable como para preocuparnos por ello. No obstante, sería bastante bueno abandonar esos supuestos injustificados  (quien  no me crea puede buscar en las noticias las grandes preocupaciones que los biólogos tienen por los efectos presentes y futuros del calentamiento global).

Vivimos en un mundo que avanza muy rápido,  nuestra civilización devora  recursos como ninguna otra lo ha hecho en la  historia, nuestra población aumenta rápidamente,  lo cual incrementa aún más nuestra incesante demanda de recursos. Nuestro estilo de vida asocia el éxito y el poder con la cantidad de bienes materiales que  uno pueda poseer, independientemente de si pensamos que nuestra sociedad necesita o no un gran cambio,  el panorama contemporáneo cuando menos os plantea una pregunta… ¿Por qué debemos cuidar de la naturaleza? Suponemos  que debemos cuidar la naturaleza,  sin embargo, no queda muy claro por qué deberíamos hacerlo.

Hay dos maneras de justificar nuestra respuesta, la  primera consiste en afirmar que debemos cuidar la naturaleza,  ya que,  si lo hacemos  podremos seguir disfrutando de los beneficios que la naturaleza nos otorga, por ejemplo:  cuidar los bosques y los ríos sería correcto y deseable no porque resultan importantes en sí mismos,  sino porque de ellos se pueden extraer recursos,  fomentar el turismo y conservar especies importantes para el planeta. La segunda consiste en afirmar que deberíamos cuidar de la naturaleza porque ella misma es respetable independientemente de cualquier interés humano.

Me interesa andar en la primera vía  de respuesta,  pues para aquellos que no nos consideramos ecologistas,  puede ser la mejor manera de obligarnos a  hacer algo para reducir nuestro maltrato al medio ambiente.

Así pues, para lograrlo, lo primero que debemos estar obligados a aceptar, es que la destrucción actual del medio ambiente no es obra de nadie más que de nosotros mismos,  un ejemplo de ello es la extinción de las especies,  que los biólogos han denominado antropogénica,  es decir que tiene su origen en las actividades de los hombres.

Lo segundo es que debemos aceptar que nuestro modo de vida compromete nuestra propia supervivencia y aunque no deseemos modificarlo completamente,  al menos podríamos aceptar algunos ajustes para impedir que se extinga por completo. Por ejemplo, si todos viviéramos como un americano promedio,  se requerirían aproximadamente cinco Planetas Tierra para poder sostener la demanda de recursos de esa población, lo cual equivale a decir  que si todos viviéramos como un americano promedio, ya no tendríamos mundo para vivir pues nos lo habríamos terminado.

Así las cosas,  queda claro ( al menos en esta breve exposición), que debemos hacer algo si no queremos destruirnos a nosotros mismos.

Por lo anterior, podemos hacer pequeños cambios:  utilizar menos el auto,  separar de una buena vez nuestros desechos para que sea posible y más fácil y rápido reciclarlos (y es que en algunas partes de nuestra ciudad aún no pueden implementar el programa de división de basura,  siendo que en otros países no solamente la dividen en orgánica e inorgánica, sino que la separan en más de cuatro categorías e incluso en  algunos países tienen hasta ocho categorías para clasificar su basura), reducir nuestro consumo, comprar autos y electrodomésticos ecológicos  que utilicen menos energía o consuman menos gasolina que los regulares  e incluso modificar nuestra alimentación.

Existen pues infinidad de cambios que podemos hacer. Qué tipo de cambio realizará cada uno dependerá del grado de compromiso con el ambiente y de lo involucrado que quiera uno estar.

Para  convencerse de que estos cambios son útiles,  si es que no piensa que son necesarios, no se necesita creer ni siquiera en los derechos de los animales,  en la belleza de la naturaleza o en ninguna otra cosa parecida, lo único que se necesita pensar es que si se quiere mantener un modo de vida similar al que se sostiene actualmente, debemos realizar cuando menos unos pocos cambios.

Incluso si no se es joven y le interesa el futuro,  puede pensarse en que se desea que las generaciones humanas futuras gocen de los recursos que uno tuvo durante su vida,  es decir, que no quiere una humanidad llena de hambruna y miseria,  no quiere que las ciudades que están en las costas sufran de los efectos del calentamiento global,  no le parecería una muy buena idea  que los países entraran en guerra por los pocos recursos naturales que todavía quedan.

Concluyo pues diciendo que, aunque sea por mantener nuestro modo de vida y por proteger nuestros propios intereses,  aunque los recursos naturales y los animales no nos importen en absoluto, debemos empezar a preocuparnos por la manera en que nos relacionamos con nuestro medio ambiente,  pues,  al no hacerlo, podemos destruirnos a nosotros mismos.