Como mucha gente, pensaba que la idea de tener a un perro desde temprana edad era lo mejor. Ya sabes: verlo crecer, jugar con él, enseñarle dónde tiene que hacer sus necesidades y dónde no; ¡incluso hasta escogerlo! ¿Cuántas veces hemos ido a mirar cachorros y siempre hay un favorito? Uno que quisiéramos llevar a nuestra casa; y es que un cachorro te puede traer enorme felicidad con tan sólo mirarlo a los ojos.
A esto se le llama NEOTENIA, la cual cumple muy bien su función, y la cumple tan bien, que olvidamos que consigo también traen desveladas, corajes al llegar a casa y verla en desorden, pérdida de objetos porque le gustó más morder tu zapato que el juguete de caro que le compraste; o en otros casos, cosas invaluables, como una única foto que tenías sobre la mesa; la sala llena de popó, el papel de baño fuera del bote, etc, etc. ¡Si tan sólo alguien me hubiera comentado sobre la grandiosa idea de adoptar un perro adulto!
El día que Canela llegó, todavía no tenía idea de que iba a adoptarla, yo únicamente fungía como casa puente, pues después de independizarme me fui a vivir a un pequeño departamento y veía difícil poder hacerme de un cachorro… Ya saben, estabilidad económica, espacio, tiempo, etc. Con Canela, lo único que tenía que hacer era cuidarla, darle su alimento, sacarla a pasear y llevarla a los diferentes eventos que se realizaban para adopción. Fue en ese tiempo que me di cuenta de lo fácil que es tratar a un perro adulto. No había que enseñarle dónde hacer del baño y dónde no. Únicamente salíamos a pasear mañana y noche y ella hacía lo que tenía que hacer.
Incluso dentro de la casa todo fue más fácil, parecía como si tuviéramos una especie de comunicación telepática, <<Canela, esa es tu cama>> y ella se echaba y se revolcaba. Hasta para entrar a mi habitación parecía pedirme permiso. En ningún momento pasé el problema con el que muchos lidian que es enseñarle desde cero a un cachorro.
Mientras esperaba por que la adoptaran, tuve la grandiosa idea de adoptar un perro adulto, y sí, Canela llegó a volverse parte de mi inestabilidad, de mis múltiples mudanzas, de mis viajes, se convirtió en mi compañera, se convirtió en parte de mí, de mi vida. Admito que es bello el tratar con un cachorro, pero a veces por falta de tiempo, principalmente, es que no logramos darles la atención que en esa etapa requieren. Darle la oportunidad a un perro adulto de ser adoptado, es igual de bello, que haberlo hecho desde muy chico.
Si decides adoptar un perro adulto y compartir tu vida con él, siempre es posible que no todo fluya sin problemas o complicaciones. Recuerda que los perros siempre pueden aprender nuevas cosas y que en Dog Dog Encaminando a Tu Perro tienen expertos que pueden ayudarlos, ¡contáctalos!
Angel Roberto Esponda Hernández