Por mucho que ames a los perros, nunca acaricies o le hables a los perros Guía o Lazarillos, pues son los ojos de las personas con discapacidad visual y si los distraes podrías provocar que fallen en su trabajo.
¿Sabías que nunca debes hablarle o acariciar a un perro guía? Aunque esto suene muy cruel, es una regla que hay que respetar por la seguridad de la persona con discapacidad visual que recibe su asistencia. Para estos perritos ser Lazarillos o Guía es un trabajo de tiempo completo y cuando están en la calle deben evitar distracciones y concentrarse plenamente en ayudar a su humano a moverse de forma segura, esquivando obstáculos o cualquier situación que lo ponga en riesgo.
Identificarlos es muy fácil, pues siempre caminan a la izquierda de su humano, llevan correa y un arnés del que se les sujeta. En México solamente se entrenan dos razas para esta labor: labrador y golden retriever, ya que su tamaño, temperamento, pelaje y apego con los humanos son características adecuadas para desempeñar este trabajo.
Silvia Lozada Badillo, fundadora y directora de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos I.A.P., localizada en la Ciudad de México y constituida hace 24 años, explica que lograr el entrenamiento de los canes a lo largo de este tiempo no ha sido sencillo, desde la búsqueda del espacio para llevar a cabo el proyecto hasta el sostenimiento hoy en día. Sin embargo, la inquietud por ayudar a otras personas ciegas, como ella, a conseguir independencia a través de un proyecto de rehabilitación inclusiva, fue el motor para buscar los apoyos necesarios y crear la institución, que actualmente tiene 28 perros guía activos, 24 de ellos en México, 2 en Guatemala, 1 en Costa Rica y otro más en Chile.
Esta escuela gradúa anualmente un promedio de 5 caninos para ser lazarillos, trabajo que desarrollan durante aproximadamente 7 años y después de ello son dados en adopción, ya sea al humano para el que estuvieron en servicio o a otra persona que lo solicite y cumpla con una serie de requisitos, esto para garantizar la calidad de vida de estos peludos que para entonces ya son adultos mayores.
El entrenamiento comienza a las 4 semanas de edad realizando pruebas para examinar las reacciones a experiencias nuevas y entornos desconocidos. Se les enseña a caminar con correa, obedecer comandos básicos y comer e ir al baño en horarios establecidos. Todo esto sucede en el seno de una familia adoptiva durante el primer año de vida. Enseguida viene la etapa académica, cuando el can ingresa a la escuela y comienza el entrenamiento especializado durante un periodo de 4 a 6 meses, en el que aprenderá comandos complejos, a caminar a la izquierda del humano, esquivar obstáculos en el camino y portar su arnés, que además de distinguirlo de los demás perros, es el medio de comunicación con su persona a través de los movimientos.
Estos perros no sólo aprenden a obedecer, sino también a desobedecer. Aunque suene raro, los perro-amigos guía aprenden la desobediencia inteligente, que significa no obedecer una orden de su humano si ésta puede ponerlos en peligro. Abordar el transporte público, encontrar puertas, subir escaleras, encontrar sillas y tener un comportamiento ejemplar en todo sitio público, son de las últimas lecciones que aprenderá antes de graduarse e ir a casa con una persona ciega para convertirse en sus ojos.
¿Y cómo se aprueba la entrega de un lazarillo? La persona ciega debe estar estudiando, trabajando o tener la necesidad de trasladarse diariamente en la calle, de ser así, hará una solicitud formal a la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, mediante un estudio socioeconómico y un examen médico completo.
Esta persona también debe demostrar que cuenta con rehabilitación en orientación y movilidad, y que anteriormente usó el bastón blanco, para luego incorporarse al Curso de Capacitación en el Manejo del Perro Guía en las instalaciones de la Escuela, durante un mes, para iniciar la relación humano-perro convirtiéndose en un binomio.
“Tengo la fe en Dios, porque nuestro trabajo es un trabajo hermoso, que en algún momento la sociedad va a despertar a reconocer el trabajo de los perros de asistencia y nos va a apoyar, y a entender que cada perro requiere una inversión muy importante en tiempo, recursos humanos, entrenamiento, atención veterinaria para convertirse en los ojos de una persona ciega y ya luego ser su luz en el camino”, afirma Silvia. “El perro te da además de un camino libre, te da confianza, seguridad, independencia, compañía, tantas cosas que ya el perro por ser perro ya te las da, además un guía, pues más, se vuelve tu cómplice de aventuras, se vuelve tu compañero de todo, de cosas buenas y malas durante unos siete años de tu vida”.
A pesar de las temporadas de carencia, la fundadora y directora de esta institución tiene en mente un proyecto con el que aumente a 20 la cantidad de perros graduados por año, con la construcción de una maternidad canina en la que puedan reproducir a sus propios pies de cría y así conseguir un mayor número de peludos con características óptimas para el servicio, pues de los que actualmente ingresan al entrenamiento sólo el 30% se gradúa.
Si quieres saber más sobre el entrenamiento y ejercicio de estos amigos de cuatro patas, si conoces a alguien a quien le sería útil un lazarillo o si deseas hacer un donativo para apoyar la causa, visita la página de la institución www.perrosguia.org.mx.
MARIANA JAIME
Soy licenciada en ciencias de la comunicación dedicada al periodismo escrito y las relaciones públicas. De ahí viene mi entusiasmo por contar historias y compartir información, que unido a mi amor por los perros ha dado como resultado mis colaboraciones para este blog.
Lo que sé sobre estas adorables mascotas lo aprendí, por un lado, con Max, una cruza de cocker que llevé a casa siendo un cachorrito y vivió 14 años; y por otro, de lo que investigo y leo de fuentes especializadas, ya sea para escribir algo concreto o por simple curiosidad “animalista”.